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En
un mundo de pasados (ya) lejanos y de futuros cercanos,
La
nostalgia brota como pétalos desgarrados,
Como
lágrimas tímidamente escondidas,
Decadentes
y puerilmente escindidas.
En
definitiva, es un intento de regreso al comienzo;
De
recuperar, infructuosamente, abriles que ya han vencido;
La
flor desangrada de nuestras existencias se consume;
¡Somos
melancolía!
¡Somos
evocación!
Nos
vaciamos;
Nos
estamos yendo, sin damos cuenta;
Hacia
una permanente vigilia.
Cada
día que pasa es un día menos de vida;
Somos
lo que fuimos y lo que seremos;
Pasado
y futuro confluyen en el actual eterno.
¡Fulgor!
Recuerdos
franqueados golpean, cíclicamente;
En
un ahora permanentemente nacido y, a la vez, sometido;
Un
futuro inconsistente al que jamás alcanzaremos,
¡Candor!
A
día de hoy, terriblemente difuso y oscuro;
¡Asolador,
para los más comedidos!
Por
todo ello, la nostalgia se hace vigente como espíritu guerrero;
Copos
de nieve intensa correteando por sienes encanecidas.
Vivas
figuras;
¡Intensas,
claman al céfiro y a la tormenta!
Rayos
de vida;
Rayos
de pena.
¡Hálitos
fugaces!
Rayos
expectantes;
Rayos
en el ayuno;
Rayos
en la contienda.
La
nostalgia no tiene enmienda;
¡Insolente,
se revela!
¡Se
revela ante la hora suprema!
¡Se
revela en el crepúsculo y se revela en la aurora!
Perenne
nostalgia;
Hija
vendita de la vida y del anhelo.
Marchamo
de firmeza;
En
la infinita permanencia.
¡Nostalgia!
Luz
matutina;
Luz
refulgente;
Luz
serpenteando por las esquinas.
¡Nostalgia!
Tinieblas
en oquedades y colinas;
En
túmulos y valles;
En
cúspides inalcanzables y en cárcavas marinas.
La
nostalgia no se rinde;
Es
constante redimida;
Es
fuego de ave extinta;
Es
mar de agua dulce y son resquicios que nos quedan de vida.
De
vida atrevida;
De
pensamientos extenuados;
Algunos
no nacidos;
Abortados
en vida.
¡Nostalgia!
Unos
dicen: "¡la vida fue triste!";
Otros:
"¡la vida fue bella!"
Yo
no digo: ¡sencillamente, fue vida!
¡Vivamos
en la pureza y en la fortaleza!
¡En
la honestidad y en la bendita armonía!
¡Vidas
imperecederas!
¡Altísimas
vidas!
¡Nostalgia!
Cumplamos
con el sagrado designio de lo eterno;
¡Insigne
tradición!
En
memoria colectiva.
De
abuelos a nietos;
De
padres a hijos;
Todos
por igual;
Todos
distintos.
¡Gloria
en las altas cumbres del olvido!
¡Condena
en valles del recuerdo perpetuo!
¡Nostalgia!
¡Nostalgia
divina!
Evocación
en el supremo;
Cuerpos
en flagrante degradación;
¿La
juventud? ¡Una engañifa!:
¡Un
cuarto de hora brillando; tres, casi a oscuras!
La
mesura compensa los destrozos del tiempo y de la pertinaz lluvia;
La
sangre del altísimo contemporiza en el cobertizo del inmenso destino;
De
un destino caduco;
De
un destino sin tino.
¡Tiempos
de nostalgia!
Tiempos
de desesperación contenida.
Corazones
palpitantes;
Corazones
redoblando latidos en el colosal infinito.
¡Obstinada
nostalgia!
Pálpitos
de emoción;
Pálpitos
de estremecimiento;
Pálpitos
de una segura desaparición.
La
nostalgia no odia a la muerte;
Es
un descarnado hilo de vida;
Es
una resistente empedernida;
Es
una impersonal heroína.
Es
guerrera inscrita en partida de nacimiento;
Es
"Pepito" sin remordimientos;
Es
fuente de nuestro último pensamiento;
Es
agua cristalina.
¡Aguas primordiales, acógenos con
maternal dulzura!
¡Permítanos sumergirnos en el mágico
remanso de una paz sin orillas!
¡De
una paz sin aristas!
¡De
una paz distinta!
Santiago Peña
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