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¡Atalayas de la esperanza!
¡Nobles árboles de la tenacidad!
¡Sublimes ráfagas de candor!
¡Valles de vigorosa pasión!
¡Todos locos!
¡Todos fugaces!
¡Todo es inconstante!
¡Nada se mantiene y todo se deshace!
¡Paladines de espíritus acobardados y
deprimidos!
¡Expulsemos la ingratitud de materia, en
constante putrefacción!
¡Seamos dueños de espíritus bienhechores!
¡Seamos conquistadores de los abismos del
tenebroso averno!
¡Adoradores de altares perversos, perderos
en el justiciero desierto!
¡Nada tenéis que aportar; mucho por violar
y robar!
¡Huir con lo puesto y, por supuesto,
llevaros vuestras almas ladinas!
¡Menos que paupérrimas; menos que
mezquinas!
¡Llevároslas y quitaros la vida!
¡Lo mismo que hicisteis con vuestras
ultrajadas víctimas!
¡Asesinadas en su esencia!
¡Enterradas vivas!
La libertad de ser,
es libertad
Santiago Peña
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