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Las máquinas no son vida,
Las máquinas avasallan,
Las máquinas esclavizan,
Las máquinas no amán.
Vida, vida sin expansión,
Vida en regresión,
Vida, vida sin Luz,
Vida sin libertad, vida apagada,
Ánima sin vida agoniza en el alba,
Desiertos del eterno sumergidos en
alfa,
Omega esperando un final sin
esperanza,
Marasmo de espíritus en una
combustión aciaga.
Las cárceles son cárceles, estando
“iluminadas”,
Es preferible la “oscuridad” de la
caverna,
Una gruta de pensamiento y de velas
desvencijadas,
De espíritus libres; en escaleras
empinadas.
Es preciso desaparecer para volver a
renacer,
Reverdecer en un amanecer sin
máquinas,
A lo sumo apagadas o levemente
desconectadas,
Encendidas lo justo, pero no sin
pausa.
Una existencia plena no necesita de
artilugios ni zarandajas,
Una presencia sana es transitar con
las manos livianas,
Una voluntad henchida es disfrutar
de la vida, en paz y en calma,
Jubileo de hálitos, libres de
artificios, oteando el mañana.
Cárceles de la esencia; máquinas
aciagas,
Máquinas sin vida; máquinas sin
entrañas,
Máquinas liberticidas, desde
Madagascar a Tegucigalpa,
Liberalismo maquinal, sin corazón y
sin alma.
Las máquinas no son vida,
Las máquinas no escuchan,
Las máquinas no abrazan,
Las máquinas no aman.
Santiago
Peña
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