¿LLEGARÁ MAÑANA, LLEGARÁ HOY?

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¿Llegará mañana, llegará hoy?
No lo sé, pero, ¡llegará!
¿Llegará en algún instante?
No lo sé, pero, ¡llegará!

Espíritu, fuerza mágica, ímpetu iluminado,
Música sin fin, melodía de luz,
Luz surgiendo de tinieblas grandiosas,
Luminiscencia paupérrima, escapando de la inmensidad.

Luminaria ínfima, proyectándose en la infinitud,
Desde un gris reaparecido en la más lóbrega nocturnidad,
La noche todo lo baña; todo lo empapa,
Nada escapa a una penumbra pertinaz,

Todo se recoge en una danza sin final,
Un final de reposo y paz,
Una paz de realidades eternas,
Toda una eternidad; de verdad.

Arpas de luminosidad, liras de paz,
De una paz sin final,
De un final harmónico,
Eterna harmonía, eterna paz,

Alfombras levitando en un marasmo de paz,
Campanas clamando al céfiro,
Repicados de luz, tañidos de paz,
Nada escapa; todo es ingenuidad.

Elegías de irradiación, poemas de pasión,
Nada es lo mismo; todo por igual,
La lejanía nos acompaña hasta un final,
Un final cercano; un final que llegará.

¿Llegará mañana, llegará hoy?
No lo sé, pero, ¡llegará!
¿Llegará al amanecer?
No lo sé, pero, ¡llegará!

¿Llegará mañana, llegará hoy?
No lo sé, pero, ¡llegará!
¿Llegará al anochecer?
No lo sé, pero, ¡llegará!

En este mundo de violencia cruel,
Añoro la paz, una paz sincera,
Sólo deseo vivir en harmonía, con uno mismo y con los demás.

Nada hay más obsceno que un mundo como al actual,
Un mundo digno de ser destruido,
Un mundo corrompido, un mundo criminal,

Criminal, de hermanos contra hermanos,
Asesino, despiadado y brutal.
¡Maldigo la raza humana!

¡Nada merecemos, ni en el primer despertar!
¡Rayo exterminador, arrójanos al averno!
¿Llegará mañana, llegará hoy?
No lo sé, pero, ¡llegará!

¡Seguro, como que somos PERSONAS!
¡Seguro, como que nacimos!
¡Seguro, como que moriremos!
¡Seguro, como que alcanzaremos la paz!

¿Llegará mañana, llegará hoy?
No lo sé, pero, ¡llegará!
¿Llegará en algún momento?
No lo sé, pero, ¡llegará!


Santiago Peña


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