sábado, 21 de noviembre de 2020

QUIETUD Y ZOZOBRA

 

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Tiempos agitados; lugares trémulos,
Adoratrices del alma; espíritus maltrechos,
Desfallecimientos en el eterno; lapsos difusos,
Vidas rotas; propósitos en el estercolero.

Velocidades rebeldes; almohadas retiradas,
Futuros arrancados; cosechas obsoletas,
Tiranos egregios; saltimbanquis peripuestos,
Salones pertrechados; espacios inconexos.

Salvoconductos caducos; moribundos sin lecho,
Verdades escondidas; mentiras en juego,
Agonizantes sin réplica; familias desechas,
Sin solución en puertas; falsedades compuestas.

Agitación sin gloria; muertes… ¡para nada bellas!
Noches sempiternas; negrura en la estepa,
Selene se fue en una madrugada lóbrega,
Helios se perdió y no regresó; ¡ni por equivocación!

Serenidad imperfecta; sin un mañana ¡y no contesta!
Luz peregrina; despeñada y no se tropieza,
Se olvidó de sí misma… ¡y de su penumbra!
Penumbra maldita, pertinaz y traicionera.

Réplica del olvido ¡y no objeta!
No refuta… ni refutará,
Enferma la sociedad; en agonizante espera,
Ni se percata de su partida… ¡ni se entera!

Silencio apartado, y más deforme, en su alcoba,
El tiempo se paró en un ataque de firmeza,
El indestructible no descansa ni entre las más terribles tinieblas,
Nieblas del averno, tinieblas sin sombra.

¡No hay más pena en este mundo que alma sin sombra!
Huérfanas de cuerpos extintos; escondidos de malas formas,
Víctimas antiguas; funerales para la indiferencia,
Fallecidos sin reconocimiento; ocultos o en fosas.

“Fosas Marianas”; fosas de la vergüenza,
Remordimiento sin mucha congoja,
Altares vacíos; lágrimas sin protestas,
¡Crímenes execrables… peor que en las cunetas!

¿Cuántos muertos?... ¡cuánta ruina!
¡Mentiras obscenas; verdades rocosas!
Desolación hoy, mañana y en vísperas,
¡No hay futuro porque no hay respuestas!

Mundo decadente… ¡ni él mismo se encuentra!
Nos atropellan, nos levantamos y… ¡sin sentencia!
¿Adónde nos dirigimos; adónde nos llevan?
En suicidio colectivo… ¡y con alfombra!

¡Cuánta quietud!... ¡cuánta zozobra!
La humanidad llora y no se consuela,
¡No hay alivio ante tanta crueldad; ante tanta amnesia!
Quietud y Zozobra.
 

Santiago Peña


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domingo, 11 de octubre de 2020

MÁQUINAS, CÁRCELES DEL ALMA

 
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Las máquinas no son vida, 
Las máquinas avasallan, 
Las máquinas esclavizan,
Las máquinas no amán. 
 
Vida, vida sin expansión,
Vida en regresión,
Vida, vida sin Luz,
Vida sin libertad, vida apagada,
 
Ánima sin vida agoniza en el alba,
Desiertos del eterno sumergidos en alfa,
Omega esperando un final sin esperanza,
Marasmo de espíritus en una combustión aciaga.
 
Las cárceles son cárceles, estando “iluminadas”,
Es preferible la “oscuridad” de la caverna,
Una gruta de pensamiento y de velas desvencijadas,
De espíritus libres; en escaleras empinadas.
 
Es preciso desaparecer para volver a renacer,
Reverdecer en un amanecer sin máquinas,
A lo sumo apagadas o levemente desconectadas,
Encendidas lo justo, pero no sin pausa.
 
Una existencia plena no necesita de artilugios ni zarandajas,
Una presencia sana es transitar con las manos livianas,
Una voluntad henchida es disfrutar de la vida, en paz y en calma,
Jubileo de hálitos, libres de artificios, oteando el mañana.
 
Cárceles de la esencia; máquinas aciagas,
Máquinas sin vida; máquinas sin entrañas,
Máquinas liberticidas, desde Madagascar a Tegucigalpa,
Liberalismo maquinal, sin corazón y sin alma.
 
Las máquinas no son vida,
Las máquinas no escuchan,
Las máquinas no abrazan,
Las máquinas no aman.
 
 
Santiago Peña
 
 
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