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Bucles perpetuos; perennes lazos,
Sin extinción; sin descanso,
Veinte zarpazos; treinta latigazos,
Vómitos de sangre, surgida de esclavos.
Atónitos y sin remanso,
Extenuados y vilipendiados,
Cadavéricos y ultrajados,
Agonizando en vida; sintiéndose
sepultados,
Tumbas vacías; carreteras despobladas,
Caminos sin llegada; almas desnortadas,
Vías intransitables; cunetas
masificadas,
Pozos saturados; obscuridad sin alabanzas.
Diapasón en sordina; vacío extremado,
Diamantes extraviados; rubíes sin
carmesí,
La quimera señorea; oropeles de la nada,
Pesados adoquines esculpidos por un
bisturí.
Nada fluye y todo se degrada.
Nada existe y todo lo alcanza,
Nada es posible...
Y el todo, todo lo abarca.
Universo inexistente; el mundo es una
patraña,
Una engañifa que se repite por la noche
y de madrugada,
Todos lo días del año, desde el primer
suspiro,
Desde la primera centuria, hasta la
última escapada.
Todo retorna; historia postergada,
Todo ocurrió; todo (ya) pasó,
Desde el minuto cero; desde el primer
albor,
Desde la primera canción; desde el
primer amor.
Sucedió hará un año; harán
dos,
Torreones inexpugnables;
almenas tapiadas,
Harán cien; harán doscientos
dos,
Harán mil; harán dos mil
dos.
El regresar es una
constante,
Peldaños de amargura; muros
sin escalinatas,
Como la luna y la penumbra,
Como el sol y el alba.
Santi
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