* * *
Somos un punto; somos la infinitud;
Somos la Luz que ilumina nuestro caminar;
Somos la Luminosidad que acompañamos (sin pretenderlo) a los demás.
Desde que nacimos, estamos muriendo;
Morimos todos los días;
Desde el primer albor, hasta el último despertar.
Nacimos muriendo;
Vivimos muriendo;
Moriremos viviendo.
Moriremos en un camino, sin retorno, de Libertad: ¡Nuestra Libertad!
Cando hayamos fallecido seremos almas victoriosas de nuestra anhelada Libertad;
¡Ya nadie, nos la podrá arrebatar!
La vida es un pasaporte, con fecha de caducidad;
Se nos fue confiada y se nos despojará;
La vida no es nuestra; nunca lo fue.
La Libertad, como final de un camino (de vida) prestado,
La Libertad, como señora absoluta de la Eternidad,
La Libertad, como la Luz resurgiendo de la oscuridad.
Desmedidos años a oscuras; una fracción de extrema luminosidad,
Desmedidos años cegados de vida; una fracción de radiante Libertad,
Desmedidos años muriéndonos; una fracción renaciendo en la Eternidad.
El tiempo se nos fue,
El espacio se escondió,
Los límites desaparecieron, como las olas del mar.
Como las olas del mar, aparecen y desaparecen,
Como las olas del mar, sin ocupar lugar,
Sin ocupar tiempo, como las olas del mar.
¡Qué sublime quietud!
¡Qué imperecedera beldad!
¡Qué gloria, cuando nos hayamos instalado en la perfecta Eternidad!
Santiago Peña
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Somos un punto; somos la infinitud;
Somos la Luz que ilumina nuestro caminar;
Somos la Luminosidad que acompañamos (sin pretenderlo) a los demás.
Desde que nacimos, estamos muriendo;
Morimos todos los días;
Desde el primer albor, hasta el último despertar.
Nacimos muriendo;
Vivimos muriendo;
Moriremos viviendo.
Moriremos en un camino, sin retorno, de Libertad: ¡Nuestra Libertad!
Cando hayamos fallecido seremos almas victoriosas de nuestra anhelada Libertad;
¡Ya nadie, nos la podrá arrebatar!
La vida es un pasaporte, con fecha de caducidad;
Se nos fue confiada y se nos despojará;
La vida no es nuestra; nunca lo fue.
La Libertad, como final de un camino (de vida) prestado,
La Libertad, como señora absoluta de la Eternidad,
La Libertad, como la Luz resurgiendo de la oscuridad.
Desmedidos años a oscuras; una fracción de extrema luminosidad,
Desmedidos años cegados de vida; una fracción de radiante Libertad,
Desmedidos años muriéndonos; una fracción renaciendo en la Eternidad.
El tiempo se nos fue,
El espacio se escondió,
Los límites desaparecieron, como las olas del mar.
Como las olas del mar, aparecen y desaparecen,
Como las olas del mar, sin ocupar lugar,
Sin ocupar tiempo, como las olas del mar.
¡Qué sublime quietud!
¡Qué imperecedera beldad!
¡Qué gloria, cuando nos hayamos instalado en la perfecta Eternidad!
Santiago Peña
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