* * *
Nieve correteando por sienes encanecidas,
Aguas primigenias, alimentando luceros marchitos,
Tanto dolor y tanta luz; desplazándose de norte a sur.
Desde las primeras luces, hasta las costas del difuso mar,
Espíritus maltrechos; tierras en ebullición,
Caos al acecho; toros embistiendo.
Nuestro bien más preciado,
Tanta luz y tanto dolor,
Descendiendo desde las altas cumbres hasta el mismísimo fuego abrasador.
Luz de espíritu redentor,
Motor de este mundo,
Motor de futuros en expansión.
Rayos divinos, mescolanza de existencias,
Luz, oculta en ciénagas pantanosas,
Amón se hizo Ra, por su gracia divina.
Costas embravecidas…
Céfiro saturado de brisa marina,
Remansos de paz y de fina lluvia.
Estanques rebosantes de vida libérrima,
Desechos de contiendas olvidadas,
Todo desapareció, incluida la luz del día.
Barrancos empecinados…
Bosques calcinados, grises marchitos,
Espasmos de dolor; sin hálito de vida.
Lo que se fue, volverá,
Regresará con más fuerza,
De noche y de día.
Desde las sombras más profundas,
Costuras inacabadas de un infausto tiempo; ya fenecido,
Mañana… mañana será otro día.
Santiago Peña
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sábado, 23 de septiembre de 2023
MAÑANA SERÁ OTRO DÍA
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